Hacia ningún lugar

Ya llevaba incontables días en este sendero como para detenerme ahora incluso teniendo esta tormenta azotando el paso.

serenidad. latalegadepan

Comencé en el inicio unos treinta y seis años atrás. Y qué pícaro y juguetón siempre ha sido el destino conmigo que me ha llevado a estar hoy en un punto donde nunca imaginé incluso creyéndome el dueño de mi rumbo.

Partí de un pequeño pueblo, sustantivo femenino de antiguo, a gatas sin poder erguirme y ni siquiera articular palabra alguna. Mis recuerdos se han difuminado color sepia pero por lo que otros me cuentan la vida me trató bien.

Susurran que reía mucho, con sencillez y gratuidad, agradecido, con pocos enfados y menos llantos. Desde entonces, mantenidos en el tiempo y modo, estaban mis compañeros de viaje más leales. Sólo precisaba de un dulce imperativo para que me sanaran el corte depués de ese tropiezo o un manso alarido para bailar juntos bajo un pañuelo de Manila estrellado cuando la noche se volvía claridad.

Tres viajeros como yo, dos experimentados y un novato, él sólo llevaba en este caminar un año más que yo. Finalmente al equipo se le unió una tercera aventurera, yo siempre la he llamado la enana. A mí me gustaba tenerlos cerca, a veces no los veía, no los escuchaba…quizás fue el viento, las lluvias en ocasiones o fue ese mar golpeando contra los riscos, ensordecedores, quizás el canto de los canarios timbrados y las garzas disimulaban su marcha o quizás sencillamente mi paso acelerado o aquellos ritmos helados hacían que no los sintiera. Pero incluso en mi arranque inconsciente no tenía dudas,  aún sin pensar en ello, de que estaban y de que estarían, incondicionalmente, fieles y categóricos, sin condición.

comienzo. latalegadepan

Qué suerte tuve de partir de dónde salí. No avancé demasiados kilómetros pero nada fue tan fructífero para conformar mi estilo. Nada fue tan básico para cimentar la marca registrada de mí. No pude dejar de aprender a base de ir despacio, a base de absorber de él, de ella y de ti. Me impregné de unos valores maravillosos paso a paso.

Allí en el mismo camino y sin variar el rumbo también existía lo negativo, hacía daño, me hizo daño y lo utilicé en alguna ocasión para lastimar. Cuánto me arrepiento de haber cogido el sendero de lo pernicioso y nocivo. Asociaciones ilícitas e incomprensibles, amores de benceno, valores ambiguos. Aquel timo del abrazo o esos besos estafa que confundían al más brillante por vestir la verdad con un disfraz de lo etéreo.

positivo. negativo. latalegadepan

 

Me instruí en el arte del desprecio a la guerra, en la contundencia contra el maltrato, en el desuso del odio, la ira y el rencor, en la negativa de la huida para cambiar cabezas gachas por miradas maduras que se atañen a las consecuencias. Me impregné de muchas experiencias y gracias a ello puedo percatar e identificar lo que no quiero. Sigo sacando teniques de mi mochila de viaje para lanzarlos lejos. Adiós con gusto y bienvenidos mis nuevos pasos aliviados de peso superfluo.

Pero después de todo comprendí que existía belleza en cada rincón, una lindura sublime subjetiva. Me paraba a observar la opacidad de ese cayado bañándose en el mar o me derretía cuando ella se detenía enrollada en la toalla tras su baño, absorta unos segundos como si se detuviera su particular reloj de arena. Y es que lo universal o aquello que hablan como máxima, no lo es tanto…un inventor anónimo quiso hacerme creer que el blanco era blanco y la gama de colores inmensa no era tal, que el rebaño no se separa y que hay que sumar siempre las peras con las peras. Yo en cambio fui atrevido y preferí probar errando en los algoritmos neperianos de los sentimientos y los valores, no hay fórmula matemática categórica para ello. Opté por ser empírico a científico de laboratorio y así fue fraguando mi personalidad.

Los segundos siempre pasaron raudos, ahora ya es ayer y el mañana no está tan lejos de manifestarse. Así fueron sucediéndose los años en aquella carretera. A veces con mucha prisa e impaciencia adolescente por llegar al lugar fijado y otras con parsimonia y mundología que aportaban sapiencia y calma. Todo suma, peras y demás frutas tropicales para que se fuera forjando  un equilibrio en mi interior.

aurora boreal. latalegadepan

 

Conocí a Resiliencia en ese faro que aún visito. Me hablaba de la adaptación, la transformación, de aprender a hacer frente a las adversidades, superándolas y saliendo de ellas fortalecido. Cuando el positivismo ondea a plena asta la aurora boreal aparece hasta en el meridiano.

Conocí el humor multicromático, las risas arcoiris y tu sonrisa traviesa. Unas miradas complices, llenas de pasión, explícitas en aquellos ojos, ahora tuyos, cargados de brillo chispeante, como si albergaras en ellos el cielo en una noche de Perseiras en su cenit, rebosantes de inocencia bendita.

Viaje mucho más, quizás no tan lejos como anhelé, unas veces por esperar a que todo mejorara y fuera todo más propicio y otras por simple comodidad, qué más da, y es que incluso a la luz de la lumbre de la chimenea, en mi hogar, sólo observando, asimismo me enseñaste.

Me enamoré de la naturaleza y del roce de tu piel de seda. Me impregné de tu aroma natural, de los sonidos en silencio y de tu calma entre llamas. No hubo lugar mejor para descansar tras un día largo de aventura que tu regazo. La honestidad hecha religión, la sinceridad por bandera, el respeto y la confianza que se mostraban en gestos de otros o con los nuestros, como cuando entre el gentío ensordecedor nuestras miradas hablaban para callar la algarabía.

naturaleza. latalegadepan

Y con todo lo vivido como sabes pienso desde mi gustoso caos que no hay mal que por bien no venga. No hay felicidad para mí si no es compartida. No hay paso del tiempo tan veloz como en un abrir y cerrar de ojos ni cristales rotos que no se recuperen. No hay drogas para mí pero sí sexo y rock and roll ni día en que no te encuentre. No hay un yo sin ti, juntos, cuando decido y me ayudas a forjar mi ser.

Y qué bien sienta descansar en medio de tanta morriña, de tanto aprendido, de lo bueno y lo menos bueno.

Qué bien sienta saber quien eres, qué bien sienta conocer tu esencia de bondad.

Qué bien sienta perdonar y ser perdonado.

Qué bien sienta caminar sin pisar ni ser molestado.

Qué bien sienta seguir creyendo que sigue quedando un largo camino de aprendizaje junto a mis compañeros de siempre.

Qué bien sienta saber que estarás tú a mi lado y yo contigo y mientras dure que sea de verdad.

camino. latalegadepan

Qué bien sienta sentir la lluvia de la tormenta y correr y correr sin abandonar lo que comenzaste con convicción.

¿Me sigues hacia ningún lugar?

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8 respuestas a Hacia ningún lugar

  1. mariam dijo:

    K guapo Dami mil besotesss

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  2. Sandra LL dijo:

    Muy elocuente.

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  3. Abe dijo:

    Sin duda una auténtica autobiografía llena de vida y color que obliga a pintar a todo aquel amante de la lectura una sonrisa en la cara. Buen trabajo, Damián.

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  4. Ana de León dijo:

    Haces lo complicado, sencillo
    a la oscuridad le das luz
    Del menos sacas el más, porque no hay mal que por bien no venga,
    y si en tan poco espacio pudiese redactar mi vida haciéndola tan bella a través de tu mirada , te haría un pequeño resumen para que le pongas el Color de tu sentir.
    Malabarista de las palabras que leyéndote haces que todo tenga sentido, hasta las carencias más ocultas florecen en la abundancia del amor.

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