Grita. ¡Mierda!, ¡joder!, ¡odio el mundo que me rodea!
Llora. Que los párpados te piquen y que no paren de correr tus lágrimas.
Patalea, aprieta los puños, rabia e incita al mismísimo diablo con tu grosera verborrea.
Ya va siendo hora que uses tu derecho a sentirte mal porque la verdad, la vida , puta vida, no te ha tratado bien, nada bien.
Déjame acompañarte. Rabiemos.
Hoy toca cena sin hora de llegada a casa y que nos cuide Dios si tiene huevos. Ponte tu pantalón pitillo negro, el de cuero, tu camisa escotada rasgada, y las botas altas de los conciertos de rock. No lleves dinero que pago yo y al carajo con los teléfonos. Tus labios rojos y tu pelo al viento, ese collar de Nefertiti y sólo una cruz, sin pulseras. Desgarradora. Yo iré igual, de negro completo, ambos dejando entrever nuestros abismos internos.
Hablemos largo y tendido, comamos, riamos y lloremos, bebamos y droguémonos. Te sigo en las penumbras sin dudarlo en tu día de furia. Enséñame cuán oscura está tu habitación, tu montaña rusa, tu tiovivo, tus vaivenes…compartamos vagón y gritemos, rabiemos.
Música, baile, saltos, descontrol, sudor y a seguir con las lágrimas juntos. Abrázame y sigue contándome lo mierda que es esta vida, y lo difícil que es seguir adelante, lo complicado que son las decisiones y las verdades.
Y esta noche no te acerques chiquitín. Odiamos a los Mr Wonderful. ¡ Qué manía con ese buenos días de colorines cuando es Lunes joder, es Lunes! Estamos de autodestrucción, ella y yo, la vida, mi vida, porque tenemos derecho a hacerlo, así de simple, porque sí, y punto.
Créeme cuando te digo que, aunque soy pequeñito y blanco de piel, me parezco al negro de la Milla Verde. Puedo, cuando quieras, coger tus problemas, tragármelos y sacarlos en forma de mariposas grises y que vuelen libres, que se disipen para que te sientas libre y así comiences de nuevo.
Confía en mí. Rabiemos.
Pero una cosa más. Yo me partiré el pecho una y otra vez contigo, lo mereces, por encima de todas las cosas, tú y tu magia nunca debieron ser abandonadas.
Pero…no tardes mucho en volver porque la vida no espera, aunque sea en ocasiones injusta, aunque no parezca vida. Cuenta conmigo hoy, y siempre que pueda pero date prisa porque yo…yo hoy…hoy me estoy muriendo.
Rompedor!
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No es un capricho, es una necesidad imperiosa…morder la almohada, gritar cantando, correr más y más fuerte, más y más lejos…y luego respirar hondo y volver a empezar, con calma. Gracias Mariniet por estar de nuevo por estos lares. Besos
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También puedes contar conmigo 😉
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Amigo mío lo sé…y ese sentimiento es mutuo, lo sabes. Un fuerte abrazo
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Que crack Damián!! 😊
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Gracias señorita…se les echa de menos. Un fuerte abrazo
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