¡Hablar de muertos vivientes era su juego de apuestas!
– Max morirá. Es un cachorro y Toby lo matará– decía uno.
– Pues yo apuesto por Laika. No durará nada en ese chenil– decía el gordo.
Una semana era el plazo que nos daban a algunos, menos valientes y agresivos, más introvertidos…para morir entre las paredes de la perrera.
Toby y yo nos convertimos en amigos inmediatamente y tras una semana vi brindar con cerveza barata al gordo.
Qué satisfacción sería ser el juez con Toby del futuro campeón… ¡bingo!…en mi casa, en la prisión de los perros abandonados.
😔
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Así es la cruda realidad Cris Cris;-)
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