Ni siquiera era inefable era otro rollo.
Comenzó a definir un nuevo diccionario, más que sempiterno, más que un comienzo sin fin…más allá del fin. Efímeros y superfluos eran los amantes de una noche y ella…ella era…era otro rollo.
Siguió inconmensurable, etérea delicada, algo fuera de este mundo y permaneció perenne, no como el petricor de las lluvias de agosto al caer.
Ojalá supiera que con sólo un ademán dejaba mondo el mundo como el salvador de la Milla Verde. Otro rollo.
No habían palabras para definirla.
Me siguen preguntando si algo malo tenía y te juro por la gloria de cada veinte de Febrero o treinta y uno de Julio que si algo malo tenía era, sólo y sólo si, su dulzura al hablar, su elocuencia, su tono melifluo, su soñar sereno e imperturbable, sus camisas internas acendradas de blanco impoluto o su pasión de tonos arrebol como de rojizos cuando la virgen plancha al atardecer a ti te jodían, porque serías un gilipollas, porque incluso esos defectos perfectos eran…eran otro rollo.
Se desnudaba al alba y se vestía con la luna, era sal y pimienta, juntaba la cal y la arena, amaba con la misma lujuria que una noche sin tregua en el sexo y follaba con la ternura de quien descubre que la piel del diablo se viste de bebé.
Por los tréboles, por las palmeras, por la serendipia de conocerla, por los cangrejos y por los lunares al sol que ella…ella era…era OTRO ROLLO.
Precioso!!!😊🌹
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Muchas gracias Yai. Un fuerte abrazo
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Tu talento…si que es otro rollo!👌Me gusta!!
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