Pasaste como un torbellino.
Pasaste desarbolando mi pelo alborotado y
arrugando mi ropa desaliñada, colocándome pendientes para el recuerdo y tatuándote en mi piel.
Pasaste con soplos de azahar y remolinos de aires frescos, anclando tu olor en mi camisa inundándola de verdad, de libertad.
Y quedaba tan bien pero al final pasaste.
Pasaste, siguiendo el orden natural del viento y dejando mi alma a tu paso llena de confetis de colores.
Todo llega y todo pasa…
Me alegra volver a leerte!
Me gustaMe gusta